No hay datos escritos de la Pastoral de Casarabonela, o al menos que conozcamos, pero lo cierto es que los ancianos del pueblo aseguran que, en su niñez, ya existían grupos de vecinos que por Navidades se juntaban con distintos instrumentos y se visitaban unos a otros en sus casas para charlar y cantar villancicos, que fueron pasando de generación en generación, quizás influenciados
por algunos maestros de escuelas y sacerdotes que ejercían su función en esta localidad, y trajeron costumbres y villancicos nuevos, de los cuales, muchos tocamos y cantamos hoy en día.
Algunos miembros de la pastoral de la Asociación Amigos de los Rondeles pertenecieron y salían en ese grupo de vecinos mencionado anteriormente. Cabe mencionar, por su esfuerzo y constancia, a D. Francisco Miguel Gallego, que estuvo dirigiendo al grupo durante varias décadas, permaneciendo en dicho cargo hasta 1993, año en el que se fundó la Asociación.
La pastoral de la Asociación Amigos de los Rondeles posee un carácter muy peculiar: sus miembros, pertenecientes a varias generaciones, tocan instrumentos variados como el bombo (zambomba fabricada con el tronco ahuecado del pitón), la sonaja (fabricada con aros de alambre y círculos de hojalata), la botella de anís vacía, el triángulo y el almirez (utensilio para machacar especias y condimentos).
Pero el instrumento por excelencia en este singular grupo de músicos populares es la castañuela morisca, un tipo muy especial de castañuela único en su género. No se conoce, hasta la fecha, otro instrumento similar. Están formadas por dos tablillas rectangulares (uno de sus extremos redondeados) que pueden ser de madera de caoba, moral o nogal, siendo muy difícil el arte de tocarlas, pero cuando se aprende a dominarlas, el sonido producido por ellas es muy característico, único en su primitivismo, lo cual constituye motivo más que suficiente para dotar a todo el conjunto de una personalidad propia y diferente.
Otro tanto sucede con las letras de los villancicos que, según opinión de algunos, tienen más de 500 años de antigüedad (como "Cantemos al Nacimiento") y han sido siempre escritos por los propios vecinos de esta villa, que recibió el título durante el reinado de Felipe II.
En el año 2003, la Asociación Amigos de los Rondeles editó los villancicos populares de Casarabonela: el antiguo canto de los villanos, que tuvo su máximo esplendor en la segunda mitad del siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III. Las viejas coplas escritas en castellano que se utilizan en las liturgias de la Navidad y de los Reyes Magos, una de las fiestas más importantes del año cristiano, constituyen un importante legado histórico, cultural y religioso que todos tenemos la obligación de conservar y transmitir alentando a las generaciones venideras.
La Asociación Amigos de los rondeles dotó a la Pastoral de Adultos, en el año 1993 de una uniformidad coherente, realista y acorde con la sencillez de la fiesta, basada en declaraciones de personas mayores, y que consiste en: gorra de pana marrón, camisa blanca, pantalón de pana marrón, faja negra, chaleco negro y pañuelo verde.
En el chaleco, en su parte alta izquierda, la Pastoral luce el escudo de la Asociación, consistente en dos círculos concéntricos, en el mayor figura "Asociación Amigos de los Rondeles", y en el menor van grabados dos castañuelas en forma de aspa, y en su centro un bombo (zambomba).
El 1 de Mayo de 2005 fallece D. Pedro Florido Macías, socio fundador de la Asociación, miembro de la pastoral mucho antes de que la Asociación se crease, y "alma" de la misma, y por su colaboración, dedicación y lealtad, la Junta Directiva el día 28 de Mayo de 2005 acuerda, por unanimidad, ponerle su nombre a la Pastoral de Adultos.
La Pastoral se reúne todos los años en el mes de Noviembre para el ensayo de villancicos, y participa en el Certamen de Pastorales de Casarabonela, y en otros organizados por pueblos pertenecientes a la Sierra de las Nieves, Valle del Guadalhorce, etc., siendo su director, desde el año 1993 hasta el día de hoy, el socio fundador D. Juan Cantarero Florido.